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"2001, una odissea de l'espai" (Stanley Kubrick, 1968)
Descobriment de la tecnologia

Soñamos otros mundos. Nos imaginamos en tránsito a otros planetas cruzando océanos de espacio. Nos preguntamos si será posible colonizarlos, vivir allí... Es un futuro de claroscuros en el que el espacio será uno de nuestros destinos. Arthur C. Clarke y Stanley Kubrick esbozaron una visión luminosa de lo que podía ser en Ô2001, una Odisea del espacio'. ¿Ciencia ficción o literatura de anticipación?

Lo genial de esta historia es como se emplea una las ideas más recurrentes de la ficción científica: el contacto con una civilización alienígena más avanzada. Este tópico del que tanto se ha abusado -dando origen a un sinfín de historias vulgares en la ficción- es presentado en 2001 de una manera maravillosamente original y poderosa. Su interés radica en lo que voy a tratar de explicar:

Hoy, sabemos que la edad del Universo es 13.700 millones de años desde el Big Bang hasta nuestros días. Sabemos también, que la historia del Sol y la Tierra es de 5.000 millones de años . ¿Qué significa que una civilización tenga millones de años de edad? Tenemos radiotelescopios y naves espaciales desde hace unas cuantas décadas; nuestra civilización técnica tiene unos cuantos centenares de años de edad, las ideas científicas de tipo moderno unos cuantos milenios, los seres humanos evolucionaron en este planeta hace sólo unos millones de años. Eso implica que ha habido tiempo de sobras en el Universo para el surgimiento de infinidad de civilizaciones avanzadas en nuestra Galaxia y más allá.

Éste es el caso de la historia de 2001 y lo que la hace realmente especial es el proceder de una de estas civilizaciones. Se trata de unos seres cuya dedicación es ayudar al surgimiento de la inteligencia en mundos como la Tierra mediante un objeto de una elegancia infinita por su simplicidad, el 'Monolito'.

El monolito es una maravilla de síntesis en sí misma: ¿cómo representaría usted un artefacto con tal poder? Es una solución brillante en su simplicidad 'monolítica', valga la redundancia. Su efecto desencadena todo un salto evolutivo hacia la tecnología espacial, desarrollando por el camino la inteligencia de una especie, la nuestra. El mono no era inteligente, desarrolla su inteligencia a partir de este descubrimiento, gracias al cuál evoluciona hasta convertirse en un humano pensante.

Todos estos milenios del Pasado en la Historia de la Humanidad, y es realmente ahora, en nuestra era, cuando podemos hablar de un progreso tecnológico significativo, como dice H.G. Wells (y aunque ya hace 106 años de esas palabras-) (...) Es posible creer que todo el pasado no es más que el principio de un principio, y que todo lo que es y ha sido es sólo el crepúsculo del alba. Es posible creer que todo lo conseguido por la mente humana no es sino el sueño antes del despertar... Todo lo conseguido por la mente humana es sólo un preludio de lo que nos espera en el Futuro, porque aún no hemos desarrollado todas nuestras capacidades tecnológicas habidas y por haber. 'No se vayan todavía, aún hay más', (decía una seria de dibujos para anunciar otro capítulo que venía a continuación) aún estamos descubriendo el futuro, aún quedan más capítulos de revelaciones, esto es solo el principio. La mente humana, inquieta y curiosa, ansía descubrir en nuestro mundo conocido y en los de más allá. Como apuntaba el pionero ruso Konstantin Tsiolkovski: La tierra es la cuna del hombre pero el hombre no puede estar siempre en la cuna. Esta frase resume este destino de la humanidad como especie, algo a lo que muchos han llamado "saltar a las estrellas".

En "2001 una Odisea del Espacio", gracias a Clarke, Kubrick y el enorme poder que tiene el cine para condensar potentes alegorías conceptuales, y manipular espacio y tiempo mediante las elipsis, vemos representada en una secuencia la eclosión de un primer destello de inteligencia mediante la revelación del poder de usar herramientas. Quizá sería más apropiado hablar de dos escenas ligadas mediante una de las elipsis más celebradas de la historia del cine: tras la revelación de que puede usar el palo como útil (en realidad como arma, aunque más adelante recogeré esta siniestra insinuación) el primate lo lanza al aire y éste asciende volteando hasta... una estación espacial en la órbita terrestre: esa chispa de inteligencia en el pasado ha transformado el primate en una suerte de homo cósmicus, si se me permite la expresión. Una estación espacial implica la capacidad de abandonar el planeta superando su fuerza gravitatoria. Tan sólo hace unas pocas décadas que como especie hemos sido capaces de tal logro. Un brevísimo apunte de Ôla era espacial' podría ser: los cohetes de Goddard, las V-2 de Von Braun, el Sputnik y Yuri Gagarin soviéticos, primer satélite y primer humano en el espacio, las misiones Apolo a la Luna, las sondas de exploración del sistema solar y la Estación Espacial Internacional o ISS. Bien pues, todo ello, amén de los dos millones de años de Lucy (Australophitecus) a nuestros días, todo ello, decía, queda maravillosamente condensado en una potente secuencia de imagen en movimiento o secuencia cinematográfica en "2001 una Odisea del Espacio".

En esta ciencia-ficción científica extraordinaria, es el Ômonolito' el desencadenante de la inteligencia en los primates que redundará en inteligencia humana (una idea genial por parte de Clarke y que los amantes de la ciencia ficción celebramos como una de las grandes ideas clásicas de la Sci-fi). Es el descubrimiento del monolito, el catalizador, el punto de inflexión hacia la inteligencia. Ese es su propósito: es puesto ahí por una suerte de civilización dedicada a este menester: hacer surgir la inteligencia en especies con potencial para ello (yo también quiero un trabajo así), un ideal altruista tan elevado por encima de las más bajas pasiones humanas históricas y contemporáneas: la eterna lucha por la supremacía política, militar y cultural, los genocidios, la guerra, y hoy, la insaciable sed de petróleo e incluso de ¡agua!

Sirva este último párrafo para recoger la advertencia que creo que también insinúa el film: por el momento, la historia humana es una historia bélica par excellence. Ése es la primera idea que se le ocurre al mono en 2001: usar el palo como arma. Incluso tras la elipsis, la estación espacial y su contexto parecen sugerir una cierta militarización del espacio. Si es usted pesimista, no seré yo quien se lo reproche. Yo por mi parte prefiero pensar que la humanidad, como especie, vive una suerte de adolescencia tecnológica quizá común en otras civilizaciones del espacio: el descubrimiento del poder que encierra el núcleo de un solo átomo. Si superamos esta etapa difícil (qué adolescencia no lo es) tenemos un brillante futuro, escribió Carl Sagan, a quien pertenece la frase.


Alícia Martínez  (AVD'08)
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