|
A comienzos del siglo XIX, Joseph Jacquard inventó una máquina de tejer dentro de la cual había una memoria de órdenes que podía modificarse con relativa facilidad. Antes de penetrar en el entramado de hilos, las agujas del telar de Jacquard debían traspasar una tarjeta de cartón. Algunas la traspasaban, otras no, dependía si en cada posición había o no había un agujero perforado en la tarjeta. De esta manera podían producirse diferentes tipos de tejidos, bastaba con cambiar la disposición de los agujeros.
La idea del telar de Jacquard, la idea de una máquina con memoria de órdenes cambiables, fue recogida para el cálculo años después por Charles Babbage, un matemático inglés. Babbage diseñó una máquina de calcular en la que se usaban tarjetas perforadas, tanto para memorizar datos intermedios como para programar la secuencia de cálculos a realizar.
Ada, una mujer que contribuyó con Babbage a desarrollar la idea del programa de cálculo, describía aquella máquina diciendo: "teje cálculos y patrones algebraicos de la misma manera que el telar teje flores y hojas".
Pero la máquina de Babbage no pasó de las descripciones, los dibujos y los planos. Su construcción requería una tecnología que en su época era inexistente. El propio Babbage, al lamentarse de este hecho, decía que su máquina se construiría 500 años después de él. |